El 18 de febrero, mientras el líder del partido opositor de Venezuela Leopoldo López se entregaba a la custodia del gobierno – frente a miles de personas protestando las injusticias ocurriendo en el país – la cadena de televisión más popular estaba transmitiendo una telenovela.
Te debes estar preguntando: ¿Por qué me debería importar lo que está pasando en Venezuela?
Venezuela ha capturado la atención de la prensa internacional después que los medios del país ignoraron descaradamente una serie de marchas que, al principio pacíficas, se volvieron violentas.
El 12 de febrero, Día Nacional de la Juventud, estudiantes universitarios venezolanos fueron a las calles a protestar la crisis socioeconómica en la que se encuentra el país.
A lo largo de las manifestaciones pacíficas, los estudiantes llevaban sus teléfonos, para compartir los sucesos en redes sociales y, con pancartas, expresaban mensajes en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro y también sobre el problema de inseguridad en el país.
En medio de las manifestaciones – que estaban ocurriendo en las principales ciudades del país – las fuerzas armadas venezolanas hirieron físicamente, lanzaron bombas de gas lacrimógeno y dispararon armas contra los manifestantes por ejercer sus derechos.
No hay información exacta sobre él número de estudiantes que los militares asesinaron durante las manifestaciones, pero el 14 de febrero, fueron reportadas tres muertes y muchas más han ocurrido que aún no han sido confirmadas.
Es como si fueran las protestas de Occupy Wall Street, pero si en lugar de dejar a los manifestantes solos, el gobierno hubiese decidido enviar al ejército a herirlos.
Esto es un crimen porque los militares, entrenados con el fin de proteger al público, fueron ordenados a sabotear las manifestaciones pacíficas para que el presidente Maduro pudiera declarar que las protestas formaban parte de una conspiración para sacarlo del poder de forma violenta.
El pueblo venezolano pasó demasiado tiempo callado, viendo como se acaba el papel higiénico y la comida en los supermercados, o viendo como miles de personas eran asesinadas sin que los responsables fuesen descubiertos, hasta que al fin decidió enojarse y salir marchar.
Ahora el gobierno está tratando desesperadamente de callar al pueblo otra vez.
Mientras Maduro se para en su podio y, en cadena nacional, proclama como los “conspiradores fascistas” – un término que Maduro usa para describir a los líderes de la oposición – serán detenidos, testigos declaran a través de las redes sociales que las fuerzas armadas están torturando y violando a estudiantes universitarios, de edades similares a las nuestras, por ejercitar su derecho a protestar.
El crimen más grave en esta odisea, lo que capturó la atención de la prensa internacional, es el hecho que los medios nacionales (ahora controlados por el gobierno) no estaban reportando los sucesos que paralizaron las vidas de los venezolanos.
El gobierno regula a los medios de comunicación para mantener a sus seguidores, típicamente miembros de la clase baja, mal informados sobre las injusticias que están ocurriendo bajo sus narices.
Sin contar con la libertad de prensa, los estudiantes usaron Twitter para esparcir su llamado a autoridades internacionales e implorarle al mundo que revele el estado de represión en el que se encuentran los venezolanos.
El 14 de febrero, con la intención de impedir la transmisión de información a otros países, el gobierno bloqueó las imágenes de Twitter en el país.
La juventud venezolana encontró la manera de traspasar el bloqueo y siguió enviando información por la red social popular, y ésa es actualmente la única manera para que la gente en el exterior se entere de lo que realmente está sucediendo en el país.
Las acciones del gobierno venezolano convirtieron lo que empezó como una marcha pacífica, a una lucha por la libertad de expresión. Paralizando al país en el proceso.
Mis hermanos – inscritos actualmente en una escuela privada en la capital, Caracas – no han podido ir a clase en una semana. Uno de ellos, Carlos, celebró su décimo cumpleaños y tiene que esperar para recibir regalos y poder celebrar con sus amigos, ya que los centros comerciales están cerrados y no es seguro para él salir de su casa debido a las protestas.
Pero el hecho de que yo soy venezolano, y que tengo amigos y familia todavía viviendo ahí, no es la única razón por la que escribo esta columna. También escribo porque creo que cualquier violación a nuestros derechos civiles deberían ser noticia de primera plana, sin importar en donde esté ocurriendo.
Yo creo que, ya que los medios nacionales no puede cubrir los sucesos apropiadamente, la prensa internacional tiene el deber de revelar lo que está sucediendo para que el gobierno pague por todos los crímenes de los que es responsable.
Venezuela necesita ayuda y la necesita ya.
Jose Bastidas es un estudiante de comunicación social en su tercer año.
Opinión: Acciones del gobierno venezolano son crímenes contra la humanidad
February 19, 2014
More to Discover